Manuel Velasco: la moneda de cambio del Verde
Finalmente, en la convención nacional del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) se confirmó que Manuel Velasco Coello buscara la Presidencia de la República en 2024
Finalmente, en la convención nacional del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) se confirmó que Manuel Velasco Coello buscara la Presidencia de la República en 2024 por ese instituto político, con lo que las aspiraciones del senador chiapaneco se convierten en la moneda de cambio del Verde, tanto con Morena como con la Alianza por México.
La dirigente del Verde, Karen Castrejón, dijo que esperarán a que pasen las elecciones del 4 de junio, para pedir que Velasco sea considerado en la alianza con Morena y PT. Lo anterior justo cuando Mario Delgado amaga con no ir coaligados con el Verde y PT en 2024 si no declinan sus respectivos candidatos a gobernador en Coahuila a favor de Armando Guadiana.
Cuánto respeto le tendrán en el Verde al dirigente nacional de Morena, que el candidato de ese partido en Coahuila, Lenin Pérez, culpó a Delgado del error de designar a Guadiana candidato y su irresponsabilidad al romper la posibilidad de una alianza. Ya de remate, Lenin -con alrededor de un 5% de las preferencias-, pidió que sea Guadiana quien decline a su favor.
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Volviendo a Velasco, las posibilidades de que sea candidato de la alianza con Morena son tan lejanas como las de Ricardo Monreal o Gerardo Fernández Noroña. La negociación al parecer está más firme y con mejores dividendos con PRI y PRD, ambos partidos en proceso de extinción, pero integrantes de la Alianza por México, junto con el PAN al cual, en el colmo de la insensatez, faltaría que doblen para que retire la precandidatura de Santiago Creel, en lugar de ir solos sin rémoras. La otra opción, es la alianza inédita Verde y Movimiento Ciudadano y, por qué no, a ella sumar a PRI, PRD y PAN.
Falta mucho por verse, pero de ser así, será la primera vez en 30 años que el Verde vaya con candidato propio, siendo el último su fundador, Jorge González Torres en 1994. Tres de los últimos cuatro presidentes de México ganaron sus respectivas elecciones en alianza con el Verde, no gracias a ese partido, pero sí por la lectura oportuna y a su conveniencia que ha hecho ese instituto político en cada comicios en los que participa.
La apuesta es fuerte. Por ello, si Manuel Velasco no llega a aparecer en la boleta en 2024, habrá que preguntarse a cambio de qué. Porque seguramente el Verde ganará, independientemente de quién se quede con la Presidencia en 2024.
América Latina y la crisis de sus democracias
El modelo democrático como lo conocemos, parece estarse agotando en América Latina y el Caribe. Líderes mesiánicos que han terminado por convertirse en falsos profetas han ido socavando la confianza de los ciudadanos, quienes no encuentran ya ni siquiera en la alternancia una opción que satisfaga sus expectativas.
Hace apenas dos días fuimos testigos de una de estas crisis recurrentes, cuando el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, en uso de sus facultades y tras haber sido convocado a juicio político acusado de peculado, determinó disolver al congreso a través de una figura legal conocida popularmente como la Muerte Cruzada.
La norma recibe este nombre debido a que junto con la disolución del parlamento también se pone fin a la gestión del mandatario, por lo que a partir de ese momento el Consejo Nacional Electoral contará con siete días para convocar a elecciones que deberán realizarse en un plazo no mayor de 90 días tras haber sido emplazadas. Se contempla una segunda vuelta en caso de que ningún candidato alcance la mayoría absoluta. Los funcionarios electos ocuparán los cargos únicamente hasta 2025 cuando concluye legalmente el periodo que marca la constitución y entonces se convocará a nuevas elecciones. Hasta el momento la población se mantiene a la expectativa.
No hace mucho en Perú, para ser exactos en diciembre del año pasado, el entonces presidente Pedro Castillo, también acusado de corrupción y tráfico de influencias, trató de hacer algo similar solo que a diferencia de lo que ocurre en Ecuador, él no contaba con una legislación que lo respaldará, por lo que tras intentar disolver el congreso decretando un gobierno de excepción, fue destituido, detenido y conducido a la prisión de Barbadillo en donde se mantiene a la espera de ser juzgado, en tanto eso ocurre se le dictaron 36 meses de prisión preventiva. Desde entonces han muerto 67 personas tras las protestas desatadas.
La ola de inconformidad se mira a la distancia como una onda expansiva. Este miércoles, en Chile, se cumplió el primer aniversario de la declaración del estado de excepción en Araucanía, una región en permanente lucha por el reclamo de tierras ancestrales herencia del pueblo mapuche.
A su llegada al poder, Gabriel Boric había prometido que retiraría a los militares, para vergüenza suya no lo cumplió. Pero este no es el único problema que le quita el sueño al mandatario; aún no han pasado dos semanas de que la izquierda sufriera un severo revés en la elección de los 50 consejeros constitucionales quienes serán los encargados de redactar la carta magna luego de que la propuesta del gobierno fuera descartada en septiembre pasado. La redacción del documento ahora estará dominada por la extrema derecha.
Son muchos y los variados los problemas que están llevando a la crisis de los gobiernos en América Latina, pero fundamentalmente se centra en el desencanto de una población con muchas carencias que deposita su confianza en políticos, y aún en otras figuras públicas, que les ofrecen ser la solución a sus problemas, ya sea a través de promesas o dádivas que de ninguna manera les ofrecen la posibilidad de construir un futuro de prosperidad.
El autoritarismo es otro de los lastres que amenazan a las democracias, en países en donde se ataca a los órganos de gestión electoral; a los organismos de la sociedad civil y defensoras de los derechos humanos; a los tribunales constitucionales y a los medios de comunicación.
El caso de los tres mandatarios mencionados es sintomático ya que todos ellos fueron electos hace apenas dos años, bien haríamos en estar atentos en lo que ocurre en otras latitudes, no acabemos siendo víctimas de la misma enfermedad, más aún cuando el próximo año habremos de vivir las elecciones más importantes de nuestra historia contemporánea.