Capital humano

Monterrey: Cómo aprender a dejar de procrastinar

Por: Julio Octavio Díaz 15 Ene 2024
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La catedrática de la UDEM mencionó que el pretexto perfecto de una persona que tiende a dejar para después sus actividades es que trabaja mejor “bajo presión”

Patricia Coalla Pérez, profesora de la Escuela de Psicología de la Universidad de Monterrey, explicó cómo dejar de procrastinar o “dejar para después” los deberes y cuáles son las señales y consecuencias de una procrastinación excesiva.

“A nivel emocional, posponer una actividad produce un falso concepto de comodidad, que a largo plazo puede causar ansiedad y, al convertirse en un estilo de vida, trae consigo una serie de consecuencias negativas e inseguridades”, mencionó Patricia Coalla Pérez,  supervisora y coordinadora de la Especialidad Cognitivo Conductual en la Maestría de Psicología Clínica de la Universidad de Monterrey. 

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La catedrática de la UDEM mencionó que el pretexto perfecto de una persona que tiende a dejar para después sus actividades es que trabaja mejor “bajo presión”.

Sin embargo, esa persona está trabajando “bajo presión” porque se agotaron las opciones y tiene que realizarlo forzosamente, porque se terminó el plazo. 

Dejar de procrastinar es posible

Coalla Pérez señaló que para los profesionales de la salud la realidad es diferente, pues la calidad del trabajo de una persona que posterga sus tareas no es óptima, ya que atravesó por un período de angustia, detonado por la adrenalina que experimentó al sentir que no terminaría sus actividades. 

Asimismo, comienzan a surgir deberes que no se pueden terminar bajo presión, afectando a nivel emocional, conductual o las relaciones con terceras personas, e incluso se comienza a adoptar este estilo de vida dañino. 

“Dejar las cosas para después” se convierte en un problema cuando aparecen los síntomas antes mencionados. Para Coalla Pérez, se considera una señal de alarma cuando la angustia es intensa y no te permite pensar claramente. 

Aunque es posible trabajar bajo presión, siempre y cuando sea manejable, intensificar las emociones puede modificar la vida cotidiana.

“Nos ha pasado a todos, tienes que entregar un trabajo que estás realizando y probablemente es complicado, piensas que te va a llevar mucho tiempo y lo vas dejando. Quizá estás a tiempo de hacerlo sin tener muchos problemas, pero lo traes como un mosquito en la oreja, diciéndote que está pendiente y, cuando comienzas a realizarlo, te das cuenta de que lo finalizaste en un par de horas y que fue fácil, pero lo sufriste mucho tiempo antes”, expresó. 

De acuerdo a Coalla Pérez, todas las personas en algún momento han pospuesto una actividad, pero ¿a qué grado?; por eso es importante darse cuenta de que no vale la pena experimentar la adrenalina causada por posponer una actividad, porque mientras no termina el aplazamiento, la angustia seguirá ahí.  

Como lector, en este punto estarás preguntándote, ¿cómo evitar el deseo de aplazar actividades? La respuesta es simple y la mejor solución es evitar posponer una actividad, lo más importante es organizar y jerarquizar los deberes. 

Según la profesora de la UDEM, es común escuchar que las personas dicen: “no tengo tiempo y lo haré para después”.

No obstante, cuando se convierte en urgencia, sí existe tiempo o es necesario hacer el tiempo necesario para realizar la actividad. 

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